06. Elegir ser luz
¿Qué se escribe luego de que muera una bebé de tres meses cuyos padres se encuentran sin hogar?
Uno es el promedio de las cinco personas con las que pasa más tiempo, dice el librito de moda. Y si bien no creo en gurúes, libros que todos leen ni recetas universales, pienso que un poco de eso hay.
Ya les conté que mis amigas me decían “la chica del corchazo” haciendo referencia a que escucharme hablar era para pegarse un tiro porque siempre contaba cosas tristes. Luego cambié de amigas. Porque si, hay una realidad que me atraviesa porque soy sensible, o por mi trabajo. Pero desde el momento en que me dedico a lo que me dedico, es porque elijo creer en otras posibilidades de afrontar la realidad.
No se si les pasa, pero percibo que últimamente el discurso imperante nos seduce con la propuesta de que frente a lo que jode, no se puede hacer nada. Que frente al dolor, anestesia. Que frente a la observación de algo que no nos gusta sólo queda mirar para el otro lado. Y yo creo que no. Cada día de mi vida cuando me despierto, poso mis ojeras frente al espejo del baño y me calzo el anillo de Tucúm volviendo a elegir mi opción por los pobres, decreto que no es así. Y así y todo, “la chica del corchazo” soy yo porque cuento lo que me atraviesa a pesar de que sea para hacer algo al respecto. Perspectivas.
La cuestión es que andaba buceando en mis esperanzas para escribir un posteo pum para arriba y asesinaron a Pato Hache, lo que se sintió como una piña en la boca del estómago. Vomité un newsletter fuera de fecha por ese motivo, y luego, como corresponde cuando te pegan una piña en la boca del estómago, no pude hablar por un rato.
Me recuperaba de eso, volvía a buscar optimismo en toda esa caja de alegrías que me da dedicarme a lo que me dedico, y recibimos como sociedad la piña en la cara de que una bebé de tres meses muera en situación de calle.
Y gente, yo puedo querer convertirme en el hada de los dientes, pero
¿Qué se puede adornar con purpurina si en cambio de proteger a la vida que nació y crece una bebé de tres meses muere sin más?
Cuando la situación de calle se vuelve agenda es por muerte o por frío. O porque a algún iluminado se le ocurre numerar a las personas sin hogar como parte de los obstáculos a remover para que la Ciudad de la Furia se convierta en un lugar más bello para vivir.
Y en medio de todo eso, yo sólo siento impotencia y pienso en todo lo que soñamos -y hacemos realidad- en Multipolar. En lo estudiadas que tenemos ciertas variables. En la gran cantidad de propuestas que tenemos y que hacemos. Y en las respuestas cabeza de termo que nos brindan cuando sacamos nuestros Excell, gráficos de torta, historias de vida, estadísticas, explicaciones y recursos para intentar aportar a que cambie la realidad. Como si lo hiciéramos porque queremos plata. Como si no hubiera sueños, horas mujeres/hombres de dedicación comprometida, como si no fuéramos personas que viven, laten y pulsan porque este país genere condiciones de vida dignas para sus habitantes. Cuánto cuesta no rendirse cuando una vez más te encontrás con alguien a quien notás que no le importa que otro humano duerma, sin techo, en un colchón mugriento sin acceso a un baño, un abrazo o un pedazo de pan.
Por eso, cuando pude reconectar con las palabras, escribí esto para el Instagram de Multipolar:
En la calle
Todos los días se levantan cuando alguien les patea el colchón. En la calle.
Tienen que buscar dónde guardar las cosas que no pueden acarrear. En la calle.
Caminan hasta el lugar que les permite higienizarse. Por la calle.
Buscan qué desayunar. En la calle.
Se las arreglan para bañarse. Ir al baño. Asearse como puedan. En la calle.
Sus gurises hacen la tarea en una mesa hecha de cajón de fruta. En la calle.
Les ofrecen alimento... para sus mascotas. En la calle.
Los corren los encargados de edificio. En la calle.
Sobreviven, porque vivir así no es vivir. En la calle.
Duermen, muertos de frío o de calor. En la calle.
Sienten miedo. Desesperación. Impotencia. Desasosiego. Odio. Angustia. A veces esperanza. Otras ganas de rendirse. Terror. En la calle. Siempre en la calle.
Y ahora murió una bebé de tres meses: ¿Adivinen dónde?
La calle no es un lugar para vivir, y jamás de los jamases aceptaremos que sea un lugar para morir.
Y después seguía el posteo. Reclamando un Estado que se haga cargo. Con la bronca de saber que dentro de poco todo seguirá igual.
Qué hacer (más allá del corchazo)
El viernes hablando con Alicia me preguntó si yo creía ese discurso que me preocupaba. El que proponía que no había nada de nada que pudiéramos hacer al respecto de lo que “nos duele como sociedad”. Y cuando digo “nos”, no quiero asumir que sientas como yo. Se que tal vez no te duela, y repito que no juzgo por eso. Hace poco hicimos una ronda de presentaciones de Multipolar con un grupo de personas que no son del palo y cuando una Multipolar dijo “la situación de calle es un problema que nos afecta a todos” todo el grupo al unísono dijo: No! No es mi problema. A mi no me afecta. Y está. A cada persona le afectan cosas distintas. Hay quienes conectan con esa y hay quienes deciden o pueden no hacerlo.
Pero volviendo a la pregunta, le dije que no. Que yo NO pensaba que no hubiera nada que se pudiera hacer.
Pero ella no me la iba a dejar tan fácil. Repreguntó, entonces, queriendo saber, entonces, qué era lo que creía que se podía hacer.
Y lo único que se me ocurrió contestar fue lo que sale desde lo más profundo de mis entrañas: Que la salida está en CONECTAR. En generar vínculos y puentes con personas que elijan creer que la salida es colectiva y que todos tenemos una parte en esto desde el lugar que podamos y que elijamos.
Le dije que siempre fui estatista. Que siempre creí que el Estado era quien garantizaba derechos y debía generar políticas públicas para solucionar los problemas acuciantes de la sociedad.
Pero que hoy en día, comprobaba que a ese Estado, a esos hospitales, a esos dispositivos territoriales, a esas ollas de comida mata hambre, a las iniciativas que tantxs dedicamos nuestra vida las estábamos sosteniendo mediante el tráfico de influencias un montón de personas que elegíamos dar lo mejor de nosotras para que no muera una beba más.
Ni un pibe como Pato, asesinado.
Ni una mujer en manos de un femicida.
Ni un wichi por desnutrición en el Norte.
Ni un anciano por indiferencia en cualquier asilo o maniatado en su casa.
Y ojo. No vamos a dejar de reclamar que el uso de nuestros impuestos y toda la torta de plata que recauda nuestro país sea utilizada para lo que se debe. No vamos a dejar de accionar por una Argentina sin corrupción.
Pero mientras tanto, seguiremos buscando como aguja en el pajar a esa Trabajadora Social comprometida que te gestiona el turno del hospital. A ese abogado que no se vende y defiende a los pobres que merecen justicia. A esxs funcionarxs públicos de carrera y vocación que ennoblecen su rol de trabajadores estatales a quienes pagamos el sueldo con ese 21% que nos sacan -y le sacan a las mujeres más pobres entre las pobres- cuando compran la leche y el pan. A ese Fabi Carrizo del Ministerio Público de la Defensa que no importa la hora a la que lo llames, siempre tiene un oído para prestarte y un contacto que establecer para acercar bienestar a alguien.
Cuando nos veo traficando recursos como si fuera f*l*pa, pasándonos el contacto de alguien “que vas a ver que es super comprometido y seguro tarde en responder pero te puede ayudar”, cada vez que hago el mejor informe de caso para que esa persona que me ayuda tenga que laburar lo menos posible, o cuando me llega el pedido de alguien que ya me hizo un favor y con quien deseo de corazón poder ser recíproca…
por un lado siento que estamos muy sólxs intetando sostener con una red fabricada con hilo dental situaciones dificilísimas que deberían tener canales institucionales formales de resolución porque hay recursos destinados a ello.
pero por el otro, me enorgullezco de nuestras ganas de no dejar caer. Porque muy fácil sería quejarnos de que nada funciona, de que el sistema está roto, corrupto y excluye, y decidir que a nosotros no nos toca, y que todo explote por los aires porque cuanto peor, mejor.
Realmente habemos almas que vivimos, palpitamos y respiramos porque todo esté mejor. Muchas de ellas en este país, y por este país. Y eso me llena de satisfacción, alegría y alivio. Falta. Siempre falta. Pero pucha que le ponemos tanto. Y cuando eso pasa y sigue pasando, repito: ¿Cómo van a convencerme de que la magia no existe?
Que hacer II, o qué hacer cuando te dicen que no podés hacer nada
No voy a listar acá un montón de links o recursos sobre cómo ayudar. Hoy voy a limitarme a decir que en tiempos oscursos, suma muchísimo elegir ser luz. Intentarlo al menos. Pero si depende de vos y es posible, suma muchísimo elegir ser luz.
¿Cómo?
No permitiendo que te digan que TODO es una bosta. Realmente hay cómo conectarse a cosas que salen bien y que se están haciendo bien. Hay historias con final feliz. Hay esperanza.
Intentando que no te vendan sólo malas noticias. O cuestionando al no las comprarlas. Llenarte de odio escuchando las noticias es evitable. Ya bastante bronca sentirás cuando vas al supermercado, entonces: ¿Para qué querés el 2x1 de resignación?
De mínima, teniendo paciencia con quienes amás o quienes te aman: Probablemente aplique la frase “todos estamos atravesando mucho”. Explotar contra quienes te rodean nunca es una buena opción. Dejá la rebelión para las causas estructurales, y en lo que debería ser refugio, intentá generar ámbitos de paz.
De media, siguiendo la línea anterior con quienes tal vez no ames, pero si quieras mucho o respetes. Con tus compas de trabajo, con las personas con las que compartís mucho tiempo, con quienes tocan de alguna manera tu vida. Repito: Afuera está hostil y jodido. Agenciate “adentros” con toda la calma que seas capaz de promover y construir.
Y de máxima, siendo compasivo con “el más allá”. Y cuando hablo de “más allá” no flasheo Victor Sueiro ni ángeles metafísicos. Hablo de no generar ni responder a los cúmulos de violencia que podés encontrarte en las calles o los “afueras”. Hago énfasis en no sumarte a la locura colectiva. A intentar ser amable y descolocar con una sonrisa a quienes están teniendo un día tremendo o a aquellas personas a las que notás que podés regalarles tu amabilidad.
En serio, esas cosas suman.
Y si querés dar un paso más allá que ser guay, la próxima escribo sobre eso.
Mientras tanto, si podés: ELEGÍ SER LUZ. Encendete, brillá, e iluminá a quienes puedas. Yo te juro que suma un montón y contagia. Que hoy, no es poco.
Nueva sección: Cosas que están pasando, por las cuales paso la gorra:
He decidido crear esta sección para ir contándoles avances de cosas que mencioné y me parece lindo dar seguimiento. Cosas que pienso que pueden alegrarles (?) cosas que pueden querer saber cómo evolucionan y hasta algunas en las que sólo por leer y conocer a alguien que conoce a alguien, pueden convertirse en héroes (o heroinas, pero Masche a Romero le dijo en héroes, sabrán entender).
Ahí van:
El Flaco, de quien hablé en el post en que comparé mi mundial propio con su historia de recuperación, a quien golpearon hasta partirle el parietal y casi no la cuenta, avanzó tanto en su recuperación que ya puede vivir sólo. Para eso, tenemos que conseguir para él una habitación de hotel que podamos alquilar. Por ende precisaremos datos de hoteles para vivienda (más allá de los que ya tenemos), y colaboraciones de todo tipo. Pueden ser alimentos, pueden ser insumos y utensillos para el hotel, puede ser dinero para contribuir al pago de la habitación. Por cualquier cosa que puedas ofrecer, me escribís.
Varios Multipolares vivimos a más de dos horas de Capital, el transporte está impredecible y estamos necesitando una solución habitacional para cuando precisamos arrancar en diversas oficinas o locaciones a las 7 u 8 de la matina. Si por milagro conocieras a alguien que alquile algo en CABA a un precio en pesos y no ruín, suma el contacto. Es para vivienda, no para actividades con nuestra población, por lo que es menos complicado.
Mañana lunes vamos a ver un espacio físico para sede de las actividades de Multipolar en Capital. Saben que esa es una deuda histórica que nos impide dar el salto de cantidad de personas que atendemos para poder llegar a más de ellas, que hay tantas. No tenemos idea si se dará o no, pero sea lo que sea aquello en que crean: TIREN BUENAS ENERGÍAS POR FAVOR!
Creo que por hoy es todo.
Si alguien llegó hasta acá, qué aguante Ameos. Pero gracias. Gracias de corazón.
Estoy a la vuelta de los comentarios, los mensajes o los correos a malena.fama@multipolar.org.ar
y si quieren compartir para que más personas se peguen un corchazo, lo hacen por acá:
Les abrazo fuerte,
Male
H2